lunes, 31 de diciembre de 2007

El muro (1982)

The wall (Dir. Alan Parker) Guión, música: Roger Waters. Quería terminar el 2007 viendo esta película para lo cual horas antes me empapé alucinando el documental dedicado a la excesiva y trágica existencia del ícono y figura emblemática de Pink Floyd, Syd Barrett. Después de analizar los contornos oscuros y brillantes de esta gran banda caí en cuenta de que aquella lejana formación aquellos lejanos amigos nunca pudieron olvidar ni superar la partida de su gran héroe y espíritu creador, Syd. Prueba de esto son las innumerables menciones y guiños temáticos reflejados en canciones, entrevistas, fotografías y en especial en esta película de 1982, cuya fuerza radica en que toda persona que la vea, quiera o no, se verá reflejada en alguna parte de ella. Todos de alguna manera podrán emitir la sombra que Pink (Bob Geldof) segrega sobre sí mismo, por la boca, por los ojos, por las orejas. En The wall, musical basado en la vida de una persona que bien podrías ser tú, yo, un niño, un muchacho, un hombre, alguien que crece con heridas que no cicatrizan, queman, se oyen voces interiores que nunca callan, espíritus galvanizados plagados de agujeros negros, sonidos que no texturizan. Quizá Pink no sea el único ser que busque volver a amar (pensando aún en su antigua esposa) que vea aquella lejana bruma sexualmente complacida, o ese lejano beso al que él alguna vez contribuyó a disecar. Comfortably numb. Teléfonos muertos, teléfonos que timbran sin que nadie se anime a contestarlos. La infidelidad se entiende cuando se es cortejado por una hermosa chica blonda mientras la televisión encendida habla por ti. Romper todo, destruir tu casa, tu hogar, tu refugio, dejar que esa ninfa te lama los dedos de la mano sin tener sexo (esa escena es la más hermosa de toda la hora y media de cinta, aún no sé el nombre de esa princesa) ver dos flores dibujadas imitarse, convertirse en sexos humanos. Pink se estira sobre la cama melancólico para luego dormir abrazado a una almohada en posición fetal oliendo con la mente a su lejana madre. Al final quien logre zafar de toda esa mezquina suciedad podrá crear séquitos numerosos, exactos, plagados de las mismas dolencias, limitaciones pero sin la tan ansiada toma de decisión, esa que es capaz de hundir al sabio o despellejar al grueso. Ok, just a little pinprick. Sobredosis letales, espuma en la boca, depilación facial, hojas de afeitar con sangre, drogas, cepillos de dientes, peines, ácidos, cocaína, todas las sustancias dañinas que existan, alcohol, vino, cigarros, martillos en x, ladrillos que siguen latiendo como en un beat, el latir de nuestros corazones, el dolor al respirar, inspiración, aspiración. El reloj de mickey mouse nos da la hora mientras los dibujos animados de la televisión nos entretienen. La propia guerra, la guerra interna hace nos rasquemos la piel. Epidermis, dermis, el muro, stop.

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