Ainda Orangotangos (Dir. Gustavo Spolidoro) Basado en el libro de Paulo Scott del mismo nombre, Ainda Orangotangos, es una película que le hace a uno pensar en que dirigir un film es lo más natural y acorde del mundo. Esta película influye e inspira, te llena de euforia e ideas tentativas así como de música en la cabeza, el fondo musical está a cargo de todos aquellos músicos y canciones que andan por allí cuando la cámara encuadra ciertas zonas para determinadas escenas, qué sé yo, el vagón del tren, el departamento de una chica, la radio a pilas en una tienda, etc. Un japonés que se queda solo, un niño que limpia carros y compra un reloj, unas chicas que se besan en un bus y hablan sobre el inter, una mujer desnuda que sufre terribles pesadillas, un hombre maduro jugando con una chica joven y tatuada, no hay alcohol empiezan a tomar perfume y a lamer desodorantes, un hombre canoso con lentes y bastón se encuentra con un desquiciado gordo que quiere editar sus manuscritos con él, un afamado literato, el niño del reloj de nuevo, una tienda en donde venden aspirinas y frutas, la manguera del agua, una quinceañera desvirgada, un hombre de terno negro que va a 200 km/h por las pistas de la ciudad de Porto Alegre, donde nace y muere el film. La cámara empieza y termina de un solo tirón al menos en las posibilidades que las cámaras digitales lo permiten, 40 minutos. Con una especie de elipsis temporal Spolidoro hace sentir en el espectador ingenuo que no hay ediciones visibles ni cortes aparentes. El director se convierte en un espía e invasor de la privacidad en lo que la cinta y su pulso ese día soportan. En Ainda Orangutanes se respira vanguardia y astucia así como el fanatismo del equipo de trabajo por directores de la talla de Hitchcock o Sokurov. Recomendable.
jueves, 14 de agosto de 2008
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