Ghettokids (Dir. Christian Wagner) Ghettokids es un drama social que muestra la vida de una familia griega que vive en los suburbios de Münich, Alemania. La familia Chassanoglou está conformada por 3 hermanos hombres y su madre, una trabajadora de una fábrica de cervezas. El menor de ellos y más inocente se llama Christo (Ioannis Tsialas) tiene 13 años, va a la escuela y al mismo salón que su hermano Maikis (Toni Osmani) de 17 años. Christo siempre se anda metiendo en líos de los cuales Maikis busca librarlo a como de lugar. Podríamos decir que viven la mayor parte del tiempo en el subway "trabajando" cada uno, en lo que se les presente. Christo suele ser más extremo ya que teniendo la piel aún suave y dócil, por dinero, es capaz de complacer a tíos depravados que aparecen y buscan pasar un momento de placer sexual en los baños públicos. Los robos de pandillas son cosas que ellos también comprenden, el robar carteras, drogas, maletas, a pesar de ello se nota el afán protector que tiene Maikis para con su hermano menor, de no permitir que se siga envolviendo más en ese camino equivocado que para él a esas alturas se ha convertido ya en una costumbre imposible de controlar. El rap es un desfogue y una vía para poder decir lo que casi siempre no se atreven a pronunciar, la música les da paz y calma. Hay 2 personajes importantes en Ghettokids, pilares imprescindibles para estos chicos que no tienen de donde agarrarse, Xaver Friedmann (Günther Maria Halmer) un hombre exitoso, culto, sin descendencia que tiene a su mando un club de breakdance y percusión en el cual recluta y ayuda, a darles una vida con proyección, a todos estos chicos violentos y renegados que vagan por el vecindario. Él como tutor al presenciar la llegada de una mujer de 42 años, Hanna Solinger (Barbara Rudnik) una maestra que empezaría a trabajar en el colegio público donde estudian estos adolescentes, y reina el caos y la desobediencia, verá una cómplice y compañera en esa empresa tan difícil de asumir. Hanna se decepcionará de los chicos al ver su alto grado de salvajismo pero luego les dará una segunda oportunidad entrando todos en un camino en el que parece andar todo mejor, salvo algunas excepciones. Algunos chicos dejan de estudiar para volverse camioneros otros simplemente terminan en tribunales o dentro de cárceles del estado.
miércoles, 13 de agosto de 2008
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