Nueve Reinas (Dir. Fabián Bielinsky) La película empieza con Juan (Gastón Pauls) un porteño cara de bueno que después de agarrar unas pringles en un mini market se hace el gil al momento de ir a pagarlas y pretende estafar; es en ese instante cuando Marcos (Ricardo Darín) entra en escena, lo defiende de ir en cana, y le propone trabajar juntos por un día, ser su compañero de negocios extraviado, "el turco", quien desapareció extrañamente sin comunicarse hacía varios días. El tipo acepta y ambos empiezan a mostar sus sandeces a la cámara (el engaño del sobrino a la tía melancólica, el truco del billete roto, la toma de cartera en el ascensor averiado, el carrito en la vitrina que recuerda al viejo, la mosqueta, el toco mocho) Y entonces cuando llega la hora del almuerzo y van a un bar que les sirve de oficina y refugio, la hermana de Marcos se comunica con él, al parecer un problema familiar, algo respecto a la herencia de sus abuelos que él hurtó y van rumbo al hotel, en donde ella trabaja, su nombre Valeria (Leticia Bredice) Entonces la historia da un giro extremo y aparecen unas estampillas llamadas las nueve reinas que dicen valen una fortuna en el mercado negro y que un español hospedado en el mismo hotel estaría interesado en comprarlas cueste lo que cueste. Empiezan a jugar esos naipes que les da la vida y se meten en una ruleta rusa infernal en donde el premio final sería nada menos que 500 000 dólares. Los chorros enloquecen, saben que podrían vender hasta su alma por esa única oportunidad en un millón, se desdicen, se traicionan, claman, está bueno plantearse esa historia de las motocicletas y las voces españolas que seducen en los tímpanos. Salud por Valeria que tiene unos labios carnosos y glúteos fornidos, salud por la justicia y el amor y por qué no también, salud por los buenos polvos y las bellas mujeres.
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